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Opinión

Reforma Laboral: ¿Una oportunidad para reconciliar al país?

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Por: Juan Carlos Niño Niño  – Asesor Legislativo – Escritor.

Lo que podría ser uno de los acuerdos más importantes del País -tan solo comparable con la Asamblea Nacional Constituyente de 1991- se podría venir abajo con la actitud desaforada del Presidente Gustavo Petro, en imponer a toda costa –al precio que sea- una incierta Consulta Popular, incluso con el agravante de convocarla por Decreto –sin contar con la aprobación del  Senado- lo que  conduciría a la sujeción del Congreso al Poder Ejecutivo, lo que en otra palabras significa un “Golpe de Estado”.

La insistencia de Petro vendría a coincidir con lo que se cuestiona a la izquierda, en el sentido de que están más prestos a la deliberación, a la constante oposición, a mantenerse vigente con llevar la contraria -sin reconocer nada al “establecimiento”- quedando atónitos cuando en la Comisión Cuarta de Senado no solo se descarta el archivo de la Reforma Laboral, sino que además se aprueba sin mayores contratiempos el articulado de la misma, acabando entonces con el “caballito de batalla” de los “espadachines” del Gobierno, aún más cuando el ponente John Jairo Roldán reveló que la iniciativa legislativa aborda alrededor de diez (10) de la doce (12) preguntas de la Consulta Popular.

No es la intención de esta Columna explicar los ajustes de la Comisión Cuarta, sino más bien enfatizar en la importancia de un acuerdo nacional, que no solo saque avante esta Reforma, sino que sea el primer paso para reconciliar al País –acabando con esta alarmante polarización- en donde todos los sectores de la Nación –incluidas las bancadas del Congreso- aporten su parte para que el final de la “era petrista” el año entrante termine sin mayores traumatismos, así la estrategia gubernamental pareciera que apunta a la generación de conflicto, como lo reconoció el Exministro Juan Fernando Cristo, incluso mucho antes de ser designado en la Cartera del Interior por el presidente Petro.

La intervención del ponente Juan Felipe Lemos demuestra que si es posible alcanzar ese acuerdo nacional, al aclarar de entrada que siguen intactos 39 artículos de Cámara, se modifican “solo” en redacción 28, se eliminan 14 y se fusionan 5, lo que sin duda significa que se acerca a la propuesta inicial del Gobierno, dentro de esa compleja pero constructiva discusión en el Congreso, en donde la técnica legislativa inicia un proceso de destilación y mejoramiento, que puede ir logrando el concurso de todas las bancadas –que de hecho aportaron en la construcción de la ponencia mayoritaria- siempre y cuando el Presidente Petro deje de pensar en la rentabilidad política a última hora de una Consulta.

Y no es para menos: Lemos explica entonces que se fija el recargo nocturno de 7 PM a 6 AM, esperando en la Plenaria del Senado –como debe ser- si acoge o no la excepción de este horario para micro y pequeñas empresas, porque su aplicación –argumenta el Ponente- significaría ni más ni menos que una quiebra o por lo menos el debacle económico para las mismas, lo que torna aún más interesante los ajustes a este Artículo en la Plenaria del Senado y posteriormente al conciliar los textos de cada una de la Cámaras.

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Y fíjese –estimado lector- cómo el trámite legislativo va delineando los límites de la concertación, porque ratifica el recargo dominical del ciento por ciento, acogiendo lo aprobado en Cámara, en el sentido de hacerlo de manera gradual; pero tomando otro camino al mantener el recargo de los festivos con el 75 por ciento –la cámara lo aprobó con el ciento por ciento- explicando Lemos que Colombia tiene el mayor número de festivos en Latinoamérica.

Y definitivamente lo “revolucionario” de esta ponencia mayoritaria,  es el establecimiento de una prima adicional por aumento de utilidades de las empresas –entre el 20 y 40 por ciento de un salario mínimo- no sin antes de anotar Lemos que esta medida es viable siempre y cuando el Gobierno Nacional impulse una serie de incentivos tributarios  para las mismas; mientras que el Contrato de Aprendizaje necesitará de un duro empuje en la Plenaria para su consolidación, y que se sintetiza en una mayor formalización del mismo, con un pago entre el 60 y 100 por ciento del salario mínimo, más la inclusión del practicante en la respectiva seguridad social.

El trabajo adelantado por la Senadora Angélica Lozano en la Presidencia de la Comisión Cuarta, facilitó la discusión con todas las garantías de la Reforma Laboral, por lo que no tiene perdón de Dios que algunos sectores Petristas pretendan cuestionar no solo su trabajo sino su integridad como persona, cuando ha sido siempre una legisladora estructurada, coherente, fiel a su principios – con una extraordinaria sencillez- que además tiene la suficiente sapiencia en el trámite legislativo, dada su experiencia inicial como asistente y asesora del Congreso.

Coletilla: En medio de ese consenso entre todas las bancadas, el Senador José Vicente Carreño radicará en la Plenaria una proposición para ampliar la estabilidad laboral entre tres (3) a seis (6) años para un prepensionado en situación de discapacidad –dependiendo el tipo de la misma-  teniendo en cuenta que actualmente a cualquier colombiano, no se le puede despedir de su trabajo tres (3) años antes de pensionarse.

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Opinión

¡Música, maestro!

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 Por: Juan Carlos Niño Niño – Asesor Legislativo – escritor.

El pasado martes, la Plenaria de Senado aprobó un proyecto de ley que “reconoce, promueve y fortalece el sector de la música en Colombia”, como una valiosa contribución al desarrollo y satisfacción de los derechos culturales, teniendo como autor y ponente respectivamente a los Senadores Angélica Lozano y Julio Alberto Elías Vidal.

La iniciativa legislativa –que ahora pasa a la Comisión VI de Cámara- crea un Fondo Cuenta Especial del Sector de la Música (Artículo 4), que bajo la coordinación del Ministerio de Cultura, las Artes y los Saberes, “será un instrumento financiero de apoyo a la ejecución de las políticas culturales relacionadas con el sector musical”, que tendrá como destinación la formación de agentes del Sector de la Música en Colombia (SMC), funcionamiento de redes de escuelas y emprendimientos musicales, investigación y documentación, como también procesos de asociatividad.

El Artículo 8 reestructura el Consejo Nacional de Música, que permita ampliar y ajustar las funciones del mismo, con el aspecto novedoso de “incorporar la participación de los distintos agentes del Sector de la Música en Colombia (SMC)”, mientras en el Artículo 9 se resaltan funciones como los lineamientos de política pública “para el desarrollo cultural, artístico, patrimonial industrial o comercial”, como también una proposición acogida al Senador José Vicente Carreño Castro, en el sentido de que este Consejo presente propuestas y modificaciones para fortalecer el sector musical, en los respectivos planes de desarrollo y presupuestos nacional territoriales, incluidos los diferentes planes, programas y proyectos de cada entidad gubernamental.

A la iniciativa no le podía faltar las medidas de inclusión, como reconocer “las prácticas musicales y sonoras de base comunitaria”, que emergen “de la cotidianidad, de los saberes y de las vivencias de sus territorios”, sin faltar la exención de IVA a elementos musicales “sobre las ventas los instrumentos musicales, software y hardware de edición y creación sonora”.

Finalmente, el Artículo 17 autoriza que “los instrumentos musicales podrán ser transportados como sustituto de la pieza de equipaje de mano en cabina, siempre y cuando sus dimensiones no excedan de 55cm x 35cm x 25cm o 115 cm lineales y no se supere el peso máximo establecido de 10 kg”, que aunque pareciera una medida básica y elemental, facilita de hecho la actividad de nuestros artistas, quienes deben afrontar un sinnúmero de dificultades, y ahorrarse cualquier costo termina por aumentar su beneficio personal y colectivo.

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Coletilla. A propósito del Senador José Vicente Carreño, está como citante nuevamente a un debate de control político este miércoles a las 10 AM en la Comisión Segunda del Senado, para solicitar por segunda vez a la directora del ICA Paula Cepeda, por el incumplimiento en iniciar con celeridad el proceso de levantamiento de la franja sanitaria porcina en Norte de Santander, Arauca y Casanare, como se comprometió en el pasado debate de abril en la Célula Legislativa, que igualmente fue citado por el Senador Carreño, en coordinación con las asociaciones porcinas de estos tres (3) Departamentos.

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Opinión

Consumo de alcohol: ¿un problema de salud mental en Yopal?

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Por: Juan Carlos Niño Niño – Escritor – Asesor Legislativo

Mi residencia está ahora entre las ciudades de Bogotá y Yopal -este último por motivos de salud de mi Mamá- lo que nos llevó a rentar un agradable apartamento en el Parque Las Flores en el Barrio Los Helechos, entre otros aspectos porque arrendamos toda la casa para la ampliación del Restaurante de Comida Peruana “Sebiche”, en la calle 11 con Carrera 26 (Barrio Libertador).

El ambiente en el Parque Las Flores es excepcional, no solo por la seguridad que la da un CAI de la Policía, sino que además irradia una infinita tranquilidad, con un bosque frondoso de acacios, yopos, mangos, convirtiéndose en un verdadero placer recoger del suelo los hobos de la niñez –untados de tierra y con un sabor agridulce- la magia de su luminosidad y la constante actividad física de cientos de personas, que salen a caminar o trotar alrededor del Parque, en donde ahora se unió el autor de esta Columna Dominical, escuchando con audífonos las extensas y agotadoras plenarias del Senado.

A  unos cien metros de una de las esquinas del parque, está un conocido y confortable supermercado, a donde acudo en las noches a comprar un par de cosas para la cena, después de caminar más de una hora en el parque, y es aterrador encontrar entre semana a la mayoría de personas consumiendo alcohol -no solo en la noches sino en la tardes- en donde uno se pregunta por el proyecto de vida de los mismos, que al parecer está reducido a tomar a diestra y siniestra cerveza y aguardiente –en algunos casos Ron Bacardí- sentados de manera cómoda y sin afanes en mesas con parasol, al ritmo estridente de cumbia, salsa, vallenato y música popular.

Esto no es de ninguna manera responsabilidad del establecimiento, porque sencillamente cumple con su objeto comercial –amparado por la Constitución y la Ley- sino más bien de una sociedad que ha “normalizado” el consumo de alcohol, sin importar el día y a cualquier hora, con el viejo adagio yopaleño de “tomarnos una para la sed”, porque “está haciendo mucho calor”, porque necesitamos “relajarnos”, o sencillamente porque se asoció el consumo a una manera de vivir, en donde el “precioso líquido” es imprescindible para ser feliz, cuando al contrario la embriaguez nos aleja de lo realmente valioso de la existencia, porque la claridad mental –como también el bienestar físico- es absolutamente necesario para este corto paso por la vida, desde la elemental función de respirar bien, hasta la sensibilidad de contemplar un maravilloso amanecer llanero.

Al llegar en las tardes o las noches a este supermercado, no puedo creer que personas de diferentes edades –incluso mujeres- destinan horas y horas a lo que se conoce popularmente como “el chupe”, en donde me asalta la curiosidad en cómo conciben la vida, el tiempo, el espacio, el amor, pero sobre todo si son conscientes de ser probablemente alcohólicos, porque cuando se bebe entre semana y a cualquier hora, es porque con toda seguridad se tiene un problema, la ingobernabilidad es latente, y la realidad de la penosa adicción es inevitable.

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A estas personas conviene recomendarles “pedir ayuda”, porque con el crecimiento y desarrollo de nuestra ciudad, ahora se cuenta con excelentes profesionales en la psiquiatría y la psicología, como también diversos tipos de terapia individual y colectivo, incluida la eficaz reunión diaria de Alcohólicos Anónimos, que actualmente cuenta con grupos tan tradicionales como el Casanare, o uno para jóvenes como “Mis primero cien” –un total de seis (6) grupos en Yopal- en donde se maneja la premisa que nadie bebe por beber, ni siquiera por diversión, sino porque tiene algo que le incomoda, le afecta, le ocasiona inevitablemente “un quiebre en el alma”.

Las entidades gubernamentales territoriales deben iniciar con la formulación, implementación y evaluación de políticas públicas para afrontar las adicciones –en este caso el alcohol-  en donde se inicie un proceso de formación a niños, niñas y adolescentes, para prevenir y afrontar esta penosa enfermedad del alcoholismo, como también iniciar con planes, programas y proyectos para las diferentes edades, en donde lo fundamental es dejar de ver como “normal” el consumo de alcohol, atrevernos a cambiar esta desastrosa cultura en nuestra ciudad, en donde emborracharse -entre semana y a cualquier hora- no solo es habitual sino bien visto, cuando por el contrario la ingesta de alcohol anticipa el derrumbamiento de vidas enteras.

Coletilla: Este Columnista no es ajeno a este problema del consumo, porque lo padecí en los otrora años de mi juventud, inmerso en Yopal por esa cultura “del chupe”, o la aterradora premisa de “tomarnos una para la sed”, que a finales del Siglo pasado me obligó a pedir ayuda, consolidando una vida plena y realizada –sin faltar los problemas- logrando hasta ahora no tomar una sola gota de alcohol, pero que –lo confieso- ocasionó a largo y mediano plazo ciertas afectaciones a mi salud.

Es más, a esos usuales consumidores de alcohol en el mencionado supermercado, conviene recordarle que una mala alimentación y un consumo constante de alcohol, se convierte en un detonante explosivo para un infarto, que le ocasionó recientemente la muerte a un amigo y comerciante de Yopal, por lo que aún es tiempo de reflexionar y pedir ayuda para vivir una vida en sobriedad.

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Doy fe de la sencillez y humanidad del desaparecido senador Miguel Uribe

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Por: Juan Carlos Niño Niño – Asesor Legislativo – Escritor.

Una de las lecciones que le aprendí al psicólogo Jairo Estupiñán –quien me ayudó a superar el miedo a la famosa “Bruja de Balconcitos”- fue a concebir a las personas como seres humanos, no como entes perfectos sino como individuos de carne y hueso, con grandes aciertos y tremendas equivocaciones, porque los colombianos tenemos la tendencia de idealizar a las personas, pretender que sean seres inmaculados, probablemente como el ideal de lo que nunca seremos, porque de manera contradictoria nos reservamos el derecho a equivocarnos, incluso minimizando nuestras constantes faltas, esperando la rápida y plena absolución de la sociedad.

Los personajes de la vida pública no están exentos de esta radiografía, y mucho menos individuos tan diversos y complejos como los políticos, iniciando por ejemplo con el líder inmolado Luis Carlos Galán Sarmiento, quien detrás de esa imagen tan humana y sencilla de las campañas –atribuida a su esposa y estratega  Gloria Pachón- muchos periodistas de aquella época lo recuerdan como un Senador soberbio y distante, que no caminaba sino que levitaba por los pasillos del Congreso, lo que de ninguna manera resta su brillante carrera política, más su tremendo legado para la transformación democrática de nuestro País.

Lo confieso: siempre me han intrigado los Congresistas de izquierda –también seres humanos- porque cualquiera podría suponer que son totalmente sencillos y afables a cualquier requerimiento de un ciudadano, pero seguramente por su sentido del deber y la constante tensión que viven a diario, son en su mayoría más bien personas metódicas y podría decirse que distantes, lo que en nada desdice –al igual que Galán Sarmiento- de su convicción y constante trabajo por la Nación, pero que muchas veces son tan ortodoxos en su manera de pensar, que ante cualquier favor de un seguidor político, no dudan en responder que no se prestan para ningún tipo de “tráfico de influencias”, lo que es absolutamente entendible ante la Constitución y la Ley, pero que de alguna manera desconoce esa línea tan delgada, porque sin duda la “gestión” –siempre y cuando sea honesta- es un condimento que le da más “sabor” a la política.

La tragedia del Senador Miguel Uribe Turbay –que tuvo como desenlace su fallecimiento- ha dado para que se cuestione supuestamente lo difícil de su personalidad, en donde se atribuye cierta soberbia al legislador, incluso acudiendo a imperdonables descalificativos y epítetos, que provienen del fanatismo y crueldad de sus contradictores, pero que se alejan de la premisa fundamental de esta Columna:

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Miguel Uribe Turbay era un ser humano, no una persona perfecta, como cualquiera de nosotros, y su aparente carácter complejo provenía más de su constancia y rigurosidad en el trabajo, un hombre perfeccionista que no toleraba cualquier omisión en el trámite legislativo –establecido en la Ley 5 de 1992- y que hacia respetar sus derechos al ser de oposición, como cuando rindió ponencia negativa a la reforma tributaria o adición presupuestal, y eso es precisamente tener principios y convicciones en la vida.

A lo largo de casi tres años, tuve la oportunidad de compartir varias veces con el Senador Miguel Uribe, en donde espontáneamente me demostró su gran calidez humana, como cuando nos encontramos en un pasillo del Capitolio Nacional, y me dijo con sumo entusiasmo que había avalado un Artículo nuevo del Senador José Vicente Carreño -para su entrañable y trabajado proyecto de ley el “Día sin IVA”- consistiendo este Artículo en prohibir que una semana antes de esta jornada, los establecimientos le subieran a sus productos, por lo que no dudó en que le grabara una invitación para que se leyera mi próxima Columna Dominical sobre el tema.

Pero lo que nunca esperé fue su gesto afable y solidario -no tenía por qué hacerlo- cuando en una Plenaria del Senado, Uribe Turbay presenció la molestia con este Columnista, por parte de uno de los miembros de la Mesa Directiva, quien me pidió salir “ipso facto” del recinto –advirtiéndome que no era Senador- a lo que el Uribe Turbay reaccionó de inmediato, tomándome con amabilidad del brazo para invitar a un café, contándome de un momento a otro que pensaba radicar nuevamente el proyecto de ley del “Día sin IVA” -ajustando las observaciones de la Corte Constitucional- y que de una vez iba a incluir en el articulado la mencionada proposición de Carreño.

Lo confieso: el Senador Miguel Uribe me salvó de un momento bastante infortunado, y eso solo lo hacen los buenos seres humanos, no sin antes aclarar que volví a hablar con el miembro de la Mesa Directiva -con la intermediación del Senador Carreño- y afortunadamente todo quedó en buenos términos, porque entre otras cosas le reconocí al mismo los válidos motivos de su incomodidad.  

Coletilla: Con esa misma actitud afable y generosa, estaba el Senador Miguel Uribe pronunciando antes del atentado su discurso en Fontibón,  en donde la validez de las palabras se derrumba por la inmisericorde violencia, y que ahora se hace más latente con los agresivos cuestionamientos a su persona en las redes sociales –que caen en la degradación- lo que pone a pensar largo rato a este Columnista, en el sentido de que el Gobierno Nacional saliente, nos sumergió en un constante discordia y confrontación, que sin duda tomará muchos pero muchos años lograr superar. 

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